El contexto actual provocado por la expansión del COVID-19 se refleja en los mercados financieros con desconfianza hacia el futuro y en un entorno de gran volatilidad. La complejidad de estimar los efectos del parón económico, de conocer la duración de las cuarentenas establecidas, dificultan en gran medida el cuantificar adecuadamente las consecuencias finales sobre el crecimiento mundial. No obstante, se espera que las medidas de confinamiento permitan frenar la expansión del coronavirus durante los próximos meses y, una vez retiradas dichas medidas, se inicie el camino hacia la normalización de la actividad, con una rápida recuperación de la economía, así como de los mercados financieros.
Los principales Bancos Centrales, con la Reserva Federal en posición destacada, han sido veloces en las respuestas y las medidas adoptadas son contundentes, como son las rebajas del precio del dinero y el anuncio de nuevas compras ilimitadas de activos, que otorgan la flexibilidad necesaria para actuar.
Basándonos en experiencias de incertidumbre de mercado vividas con anterioridad, las medidas se han puesto en marcha con mucha mayor rapidez ya que se contaba con los mecanismos necesarios para hacerlo.
En esta situación, en la que recalcamos la importancia de tener una visión a medio-largo plazo para aprovechar las oportunidades de inversión que nos ofrecen los mercados financieros, creemos que es un buen momento para comenzar a construir posiciones en fondos de inversión de forma paulatina.
En el último mes, hemos visto cómo esos estímulos antes mencionados se han visto reflejados en una positiva rentabilidad de nuestros fondos, tanto de Renta Variable como de Renta Fija, habiendo recuperado parte de lo perdido durante el primer trimestre.