¿A quién no le gusta una etiqueta?

¿A quién no le gusta una etiqueta? La música, el cine, la arquitectura, los libros, las obras pictóricas, plásticas o escultóricas…
Danos una rama cualquiera del arte y, ChatGPT mediante, te desglosaremos un enorme conjunto de géneros y subgéneros tan perfectamente catalogados como dudosamente delimitados.
Nosotros, amantes infieles del marketing, mentiríamos si dijéramos que no nos consideramos artistas de lo nuestro. Y sí, esto implica elevar la profesión comunicativa a la categoría de arte —ambicioso, lo sé— pero bueno, tómalo como una opinión personal…supongo.
Tampoco sería honesto negar que nos encanta etiquetar absolutamente cualquier cosa que podamos.
Porque es objetivamente práctico, nos viene bien para vender nuestras ideas y, en definitiva, porque mola. Y porque también es un arte, ¿no?
Lo cierto es que entre todas estas etiquetas hay una categoría particularmente manida y estudiada.

Una serie de etiquetas para dominarlos a todos. Y que, precisamente por ello, destaca sobremanera: las generaciones.
¡Ah, las generaciones!: los boomers, los X, los millennials y, por supuesto, los Z, los nuevos ‘salvadores’ de la humanidad. ¡Alabados sean! Cada cierto tiempo, progresivamente decreciente por otra parte, una nueva camada de personitas llega con la receta para arreglar todo lo que las generaciones anteriores han hecho mal… o eso dicen ellos. Pero ¿realmente son tan diferentes o es solo la misma historia que se repite bajo nuevos filtros?
La generación Z, tan ‘despierta’, tan concienciada, tan comprometida, tan auténtica… tan perfectamente alineada con los valores que justo tú quieras que lo estén. Ya es casualidad, ¿no? En fin, yo qué sé, solo escribo un prólogo. Se dice que ellos serán los que cambien el mundo, que ya no les vale consumir sin conciencia ni trabajar sin propósito. Yo he leído eso antes en algún otro sitio, ¿alguien diría algo parecido de los millennials? ¿De los X? ¿Los boomers no estaban también llamados a revolucionarlo todo con sus ideales?
Esa gente en sus años mozos no tenía ni Twitter, así que entiendo que es imposible saber nada de su juventud. ¿Salen ya en los libros de historia? Que alguien lo chequee, por favor. En fin, aquí lo que vas a encontrar es un análisis del comportamiento actual de cada generación en consumo, ocio y contenidos, así como de sus relaciones personales y su ámbito profesional.

AQUÍ vamos a explorar a conciencia esas diferencias y similitudes que nos separan (o nos unen) según el momento en que nacimos. ¿Serán realmente los Z la última esperanza o solo un reflejo actualizado de las aspiraciones juveniles de siempre?
Prepárate para un viaje en el que cuestionaremos los estereotipos, las modas y, sobre todo, esa nostalgia selectiva que convierte cada década pasada en un mito perfecto o en lo peor jamás creado.
Al final, quizá descubramos que el problema no está en la generación, sino en la forma de dividirnos por tribus cronológicas. O igual abrazas nuestro sapiens y brindamos al grito de ¡vivan las etiquetas! ¿Por qué no?
Sea lo que sea, bienvenido a un juicio de valor sin precedentes contra todas las generaciones. No te confundas: no somos nosotros, ni todas las firmas aquí invitadas y presentes quienes lo haremos; pero sabemos que tú lo irás conformando según nos leas. De todos modos, spoiler alert: probablemente la siguiente generación ‘perfecta’ esté naciendo ahora mismo. Así que solo te pedimos un favor: intenta no ser tan edadista y no te encariñes de ninguna, ¿vale?
Guillermo Salas PR Manager